La Maestría en Estudios Culturales de la PUCP.


Una apuesta por lo interdisciplinario [1] Entrevista a Víctor Vich

Fanny Carranza (Pontificia Universidad Católica del Perú)




Desde el 2007, la Escuela de Posgrado de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) brinda a la comunidad universitaria la Maestría en Estudios Culturales. Este programa fomenta el estudio y la investigación interdisciplinaria tanto de las expresiones culturales como de las problemáticas sociales que resultan de nuestros entornos crecientes y diversos, cuyo análisis exige actores académicamente formados y comprometidos con el ámbito cultural en sus diversas esferas.

Gonzalo Portocarrero y Víctor Vich decidieron asumir la formación de estos agentes culturales mediante la primera maestría en Estudios Culturales del Perú, en la que compartieron su conocimiento y pasión por los estudios interdisciplinarios. Víctor Vich, doctor en Literatura Latinoamericana por la Universidad de Georgetown, Washington D. C., cofundador de la Maestría y docente principal de la PUCP, nos brindó una entrevista sobre esta historia.


Víctor Vich, cofundador y docente principal de la Maestría en
Estudios Culturales. Foto:  Lucero del Castillo.




"Los Estudios Culturales se conciben como un espacio de profundos intercambios y de apropiaciones de perspectivas, de herramientas teóricas, de metodologías provenientes de todas las disciplinas..."




Víctor, sobre la base de tu formación y tus investigaciones académicas, ¿podrías definir qué son los Estudios Culturales?

Para mí, los Estudios Culturales son estudios interdisciplinarios, son fundamentalmente una opción interdisciplinaria radical al interior de la academia. Pero no me refiero a una interdisciplinariedad entendida como una suma de diálogos entre disciplinas, sino a una en la que cada disciplina reconoce su falta, su vacío, su incompletitud, y se apropia creativamente de las herramientas teóricas de otras disciplinas. En ese sentido, los Estudios Culturales son antidisciplinarios, en la medida en que parten de las disciplinas, pero buscando que estas dejen de ser nichos cerrados, feudos que han privatizado sus conocimientos y sus herramientas teóricas. Los Estudios Culturales se conciben como un espacio de profundos intercambios y de apropiaciones de perspectivas, de herramientas teóricas, de metodologías provenientes de todas las disciplinas con el fin de producir una interpretación más totalizante –y ciertamente política– de la realidad social. Los Estudios Culturales intentan pensar la realidad en sus dimensiones económicas, políticas y simbólicas, y el reto es producir una articulación entre ellas. Su apuesta interdisciplinaria constituye, en última instancia, un intento de reconstrucción de la totalidad social.

¿Cómo y cuándo surgió la idea de crear la Maestría en Estudios Culturales en la PUCP?

La Maestría se origina alrededor del año 2000. Es decir, hace 20 años, cuando yo regresé al Perú y entablé una relación más cercana con Gonzalo Portocarrero, quien venía realizando estudios interdisciplinarios desde la década de 1980. En realidad, en el Perú reciente, la persona que empezó a apostar por la interdisciplinariedad con mucha fuerza fue Alberto Flores Galindo, gran historiador, que sabía de Ciencias Sociales, de Sociología y de Antropología, y a quien le interesaba mucho el psicoanálisis y el arte. Flores Galindo fundó un grupo de estudios interdisciplinarios que se llamaba Tempo, que después continuó Gonzalo Portocarrero. Yo tuve la suerte de integrarme al grupo y ahí, con Gonzalo, empezamos a organizar conferencias, seminarios, a compartir lo que discutíamos en el grupo, y entonces se nos ocurrió la posibilidad de hacer algo más institucional y crear una maestría. Preparamos la fundamentación, un plan de estudios, y –con el apoyo de Tilsa Ponce, en ese entonces estudiante y luego egresada– lo propusimos a la Universidad. Al principio, la Universidad no entendió el proyecto, nos dijo que empezáramos con un diplomado, pero nosotros insistimos. Tuvimos una reunión en la que recuerdo cómo Gonzalo argumentó la importancia de la Maestría y esta finalmente fue aprobada.



Los fundadores de la Maestría en Estudios Culturales. Izquierda: Gonzalo Portocarrero.
Derecha: Víctor Vich. Foto: Archivo de la Maestría en Estudios Culturales, PUCP.



¿Fue difícil encontrar un nicho para los Estudios Culturales como maestría?

En realidad, cuando nosotros empezamos el primer semestre, nos dimos cuenta de que iba a ser una maestría muy exitosa. Nos quedamos muy sorprendidos. En la primera convocatoria, tuvimos 25 alumnos, muchos provenientes de Sociología, Antropología y Literatura, y todos estuvieron muy contentos e impactados por encontrar una nueva forma de entender la teoría. Los primeros años el ritmo de actividades fue muy intenso. Vinieron como profesores visitantes y conferencistas Ernesto Laclau, Silvia Rivera Cusicanqui, George Yúdice, Eduardo Restrepo y Jesús González Requena, por mencionar algunos nombres. Además, nuestra maestría entró en diálogo con otras maestrías de Estudios Culturales de América Latina y comenzamos a experimentar diversas formas de intercambio intelectual. Es decir, empezamos con muy buen pie; no fue difícil arrancar. Para ciertos sectores, la Maestría representaba algo problemático, sospechoso, por su carácter singular, por este tipo de conocimiento interdisciplinario. Como cualquier otra disciplina, los Estudios Culturales también portan un estereotipo y eso, en algún momento, se instaló como rumor de pasillo. Pero fue con la publicación de libros como el de Gonzalo, Rostros criollos del mal, o el de Juan Carlos Ubilluz, Nuevos súbditos, que la Maestría fue ganando prestigio en la academia. A los cuatro o cinco años de su fundación, ganamos el premio a la mejor maestría de la universidad, establecido sobre la base de una serie de indicadores: número de graduandos, de tesistas, de invitados, de congresos, de publicaciones. En esos primeros años fuimos una maestría muy activa.



"El proyecto de Estudios Culturales consiste en formar profesionales que sean simultáneamente académicos y activistas; en el mejor sentido de la palabra, que sean intelectuales públicos".




En el Perú, ¿cómo contribuyen los Estudios Culturales al desarrollo de nuestra sociedad?

Pienso que la influencia de los Estudios Culturales reside en lo que puedan hacer sus egresados en sus distintos campos de estudio, sea que trabajen en la academia, en las políticas públicas, en el activismo cultural o en la gestión cultural. La idea consiste en mostrar que la cultura no es solo el arte, no son solo las practicas simbólicas, sino que la cultura son las formas de vida atravesadas por relaciones de poder, y que la visibilidad, la denuncia, la neutralización de esas relaciones de poder solo es posible si entendemos cómo funciona el poder. Y, para entender su funcionamiento, necesitamos la interdisciplinariedad: articular la dimensión económica, la dimensión política, la dimensión psicológica o el goce que hay en el ejercicio del poder. El impacto que pueden producir los Estudios Culturales proviene de su capacidad para expandir la noción de cultura, entender que la cultura es algo más complejo que la fiesta, la literatura y la plástica, y producir una visión muy política de la cultura; esto significa hacer visibles las relaciones de poder y, por lo tanto, las relaciones de opresión, de exclusión social. El proyecto de Estudios Culturales consiste en formar profesionales que sean simultáneamente académicos y activistas; en el mejor sentido de la palabra, que sean intelectuales públicos.

Localmente, ¿podríamos hablar de representantes de los Estudios Culturales?

Sin duda, José Carlos Mariátegui es el más contundente ejemplo de un intelectual que se mueve en distintos campos, y que pensó el Perú y el mundo como totalidad. Un intelectual que observó conexiones impresionantes entre el desarrollo de la plástica y el movimiento indígena, entre la novela de vanguardia y la crisis de la modernidad, entre el desarrollo del capitalismo y el surgimiento de nuevas formas de autoritarismo. Mariátegui fue un escritor que se movió sin respetar disciplinas. ¿Qué es Mariátegui? Nadie sabe. Es un periodista, pero al mismo tiempo es un crítico literario, un sociólogo, hay una reflexión filosófica en él. Es muchas cosas. Los 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana son un ejemplo decisivo para nuestra tradición. Sin embargo, hay que subrayar que, antes, el conocimiento estaba siempre integrado, las disciplinas no eran tan cerradas y los intelectuales se movían en ellas sin necesidad de atravesar tantas aduanas como las que hoy existen. Por ejemplo, cuando yo enseño la poesía de José María Eguren, mando a leer un estupendo artículo de Jorge Basadre sobre Eguren, un artículo notable, escrito por un historiador que se detiene en los versos y los analiza con lucidez. Yo me pregunto, ¿qué historiador podría hoy escribir un artículo de crítica literaria como el que escribió Basadre? Casi ninguno. ¿Y por qué? La respuesta es porque hoy las disciplinas están compartimentadas y el conocimiento de cada una parece “privatizado”.



"En mi caso, los Estudios Culturales han sido un espacio de libertad académica y de compromiso político".




Si tenemos que hacer genealogías, podríamos decir –además– que la fundación del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) responde a ese espíritu de interdisciplinariedad, a la necesidad de crear un espacio para dialogar entre disciplinas: la Lingüística con Alberto Escobar, la Literatura y la Antropología con José María Arguedas, la Historia con María Rostworowski, la Sociología con Julio Cotler, la Economía con Jorge Bravo Bresani, la Antropología con José Matos Mar. Los libros del IEP respondieron a la necesidad de producir imágenes más interdisciplinarias y totales sobre el país.

Para ti, como cofundador, investigador y docente principal de la Maestría, ¿qué significan los Estudios Culturales en tu vida personal y académica?

Yo nunca tuve muy claro qué carrera estudiar porque quería estudiar muchas cosas. Postulé a la Universidad para estudiar Derecho o Sociología, pero después me cambié a Literatura. Sin embargo, cuando estaba en Literatura quería estudiar psicoanálisis; no sabía qué hacer con mi vida porque todo estaba muy disperso. Descubrir los Estudios Culturales fue, paradójicamente, encontrar un “orden”. Si los Estudios Culturales desordenan porque mezclan todo, en mi caso significaron encontrar un orden, porque me permitieron legitimar un estudio interdisciplinario de la literatura, una apuesta por la importancia de la teoría para analizar objetos culturales, imaginarios sociales, procesos sociales. En mi caso, los Estudios Culturales han sido un espacio de libertad académica y de compromiso político.



[1] Esta entrevista no habría sido posible sin el entusiasmo y el apoyo constante de Víctor Vich a sus estudiantes ¡Gracias, Víctor!
revista de estudiantes de la maestría en estudios culturales pucp

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